jueves, noviembre 06, 2003
Bueno, retomo el blog.
La razón principal por la que no he escrito es, en resumen, que no me apetecía. Por unas causas o por otras, no me nacía el sentarme a escribir nada.
Concretando más, una de las cosas que me quitaba las ganas es que la semana pasada perdí a mi abuela. Después de todos los eufemismos que he oído durante estos días, uno más no importa.
Vengo de la misa en su memoria. Para mí es algo simbólico, algo que cierra el ciclo. A partir de aquí, sólo puedo estar con los míos y seguir viviendo. Por eso hago este post, quiero dejar constancia de ello, para recordarlo.
No soy una persona hábil con las palabras. Aunque haya gente que escriba cosas preciosas, yo nunca sería capaz de componer unas líneas para honrarle como merece. O expresar cómo era ella, lo que la queremos, lo que se le echa de menos, o recordar alguna historia. Todo eso me lo guardo para mí, porque yo sé cómo contármelo.
Durante la misa he estado pensando en esto. Al principio prestaba atención a lo que decían, pero un par de veces he tenido que apretar los dientes. He ido porque no entré a la iglesia en su entierro y a ella le gustaban esas cosas. Pero no me convencen. Y siendo no-creyente, no tengo el consuelo que proporciona la religión, no creo que nos espere una vida mejor en la que se nos premie por nuestros actos. Y paso por todo esto sin ese apoyo, con sólo lo que tengo a mi alcance.
Ahora lo que más me cuesta es aprender a hablar en pasado.
Para cerrar el post de una manera menos trágica, tengo que decir que por mucho que insista el cura no/nunca/jamás/en la vida rezaré por el Papa. Ni jarta vino.
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